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Santiago y sus inundaciones en los últimos 5 siglos

Siglo XVI


En la cuenca de Santiago, una de las primeras catástrofes fluviales que se tiene registro, son las del 20 de julio de 1574.


Los primeros desbordes del río Mapocho se registraron en la madrugada del martes 20 de julio de 1574, prolongándose todo el día y la noche siguientes; los habitantes de Santiago pasaron la mayor parte de la noche sin dormir, presas del pánico.

Ese invierno había llovido más que otros años, y si bien no heló, había caído mucha nieve en la cordillera. El río desbordado corrió por las calles que iban del oriente al mar, pasó por la plaza pública, por el edificio del cabildo y por La Cañada corrió de monte a monte” (1).


Siglo XVII


Invierno de 1607. Las lluvias torrenciales provocaron el desborde del río Mapocho causando algunos daños de consideración en la capital. Durante el Cabildo de agosto de ese año, se estimó necesario construir un tajamar en el río con el aporte de los vecinos.(1).


Marzo 1609. Desborde del Mapocho, lo que obligó a la construcción de los primeros tajamares de sillería que hayan protegido la ciudad de las crecidas del mencionado río. Las inundaciones del Maipo provocaron la ruptura del puente que unía la capital con el sur. Importantes pérdidas económicas en concepto de ganados perdidos y cosechas. Afectados centro y sur de Chile hasta Concepción.(2).


Invierno de 1618. Debido a las copiosas lluvias el rió Mapocho se desbordó nuevamente.(3).


Invierno 1620. Los desbordes el Mapocho y Maipo produjeron importantes pérdidas en las infraestructuras. Los tajamares y puentes destruidos fueron reparados nuevamente con el aporte económico de los vecinos (4).


Invierno 1647. Tercera gran inundación de siglo XVII en Santiago. Sólo en el valle del Tinguiririca murieron más de 50.000 cabezas de ganado (5).


Invierno de 1650. Las inundaciones del Mapocho y Maipo volvieron a generar daños en construcciones e infraestructuras, ya dañadas por el terremoto de 1647. Ruina de los tajamares y del puente sobre el Maipo que unía con el sur (6).


Invierno de 1697. Al parecer las lluvias torrenciales provocaron inundaciones en todo el centro-sur de Chile. Perecieron muchos ganados, especialmente caballos (7).


Siglo XVIII


Mayo de 1723. el Cabildo de Santiago dio cuenta de una fuerte avenida del Mapocho por lo que las autoridades discutieron sus preocupaciones frente al fenómeno hidrometeorológico y la posibilidad de anegación de la ciudad. La preocupación central de estas discusiones fue la defensiva. La necesidad de reparar los daños ocasionados por la crecida fluvial, especialmente en los emblemáticos tajamares. El río, como resultaba de la experiencia en los años pasados, amenazaba “graves perjuicios” porque de no atenderse los reparos que necesitaban las obras de defensa, la ciudad “padecerá inundación y ruina. (8).


Abril 1748. El Mapocho esta vez no solo destruyó los tajamares sino también el puente ubicado frente al convento de la orden de los franciscanos, el cual permitía articular el centro de la ciudad con la zona norte. Plazas, calles y edificios se vieron afectados; las acequias se taparon ocasionando un grave problema de escasez hídrica (9).


Noviembre de 1764. El Cabildo reunido dio cuenta de que por motivo de la gran cantidad de nieve acumulada que se generó por el ‘vigoroso invierno’, y por el “influjo del sol y sus calores que derriten y disuelven dichas nieves”, la ciudad está en riesgo por la avenida del río con gran abundancia de agua. De acuerdo con el Cabildo, ya desde el día 5 del mismo mes, y a pesar de los intentos constantes “para contener la violencia de dicho río en su creciente”, se comenzó a notar la avenida, por lo que en el mismo momento se dispuso de “piedras y horcones para poner y reforzar los pies de cabra y otros reparos”.

A pesar de los esfuerzos no lograron contener las aguas que se vieron impulsadas por el cauce de la acequia del Molino de San Pablo, la cual fue formada “sin parapeto” para hacerle llegar el agua al molino, con lo cual no se tomó en cuenta “la dificultad que habría para remediar cualquier daño” (10).


Junio de 1783. Después de un par de días de prolongadas lluvias, los daños en la ciudad fueron graves y los tajamares del Mapocho nuevamente quedaron destruidos, con lo cual las chacras de los alrededores de la ciudad se vieron afectadas, algunas edificaciones civiles y eclesiásticas se arruinaron, los molinos se destruyeron y gran cantidad de ganado pereció (11).


Siglo XIX


Posteriormente, ocurren fuertes precipitaciones en 1817, 1819, 1820, 1821, el 4 de junio de 1827 y el 12 de mayo de 1837, finales de junio de 1850, en 1862 parte de los tajamares fueron derribados debido a la crecida del río, el 3 de agosto de 1873, el invierno de 1877 que llevó al "Gran Aluvión" del 14 de julio. El Mapocho se desborda también en 1888, ese año se cae parte del Puente cal y canto y luego es demolido por la canalización del rio Mapocho desde de la actual calle Vivaceta hasta la plaza Baquedano, luego viene las inundaciones de 1899. Que arrasa con construcciones de casas e iglesias de calle independencia.(12).




ANUC, T. M.-F., & L. de la Cuadra, P. (1864). Hidrografía. Desecación de las vegas en Chile. Anales De La Universidad De Chile.


Siglo XX


Los años 1899 y 1900 han sido los dos años seguidos más lluviosos de nuestra historia republicana y ocasionaron severas inundaciones, pérdida de animales, cosechas, viviendas, hambre y enfermedades. En los años que siguieron sobrevinieron los motines y huelgas populares más estudiadas de nuestra historia. ¿Fue esto mera coincidencia o bien

los estragos de los temporales contribuyeron a desencadenar una reacción cada vez más organizada y consciente de los sectores populares? A través de la prensa y de la documentación oficial de la época intentamos reconstruir los alcances de la catástrofe.


Pero no se ha estudiado su relación con los fenómenos climáticos. El ciclo meteorológico que va entre 1898 y 1905 es uno de los más lluviosos en la historia de Santiago de Chile desde 1824 a 2018. En esos ocho años sólo uno estuvo bajo el promedio en dos siglos (334 mm) y seis sobre 490 mm. En 1898 precipitaron 498 mm en el valle del Mapocho, luego entre 1899 y 1900 precipitaron 1.593 mm, prácticamente 800 mm cada año, muy por sobre el promedio de Santiago en 194 años (334 mm). 1901 fue un año por sobre este promedio alcanzando 383 mm y 1902 promedió 506 mm, bastante más que la media. 1903 fue un año seco con 194 mm pero en 1904 hubo 686 mm y en 1905, 616 milímetros. (13).


Un reportero del periódico El Chileno recorrió la línea del ferrocarril Valparaíso – Santiago tras el temporal de julio de 1900 y escribió un artículo graficando las pérdidas agrícolas y la desolación en que quedaron los espacios rurales luego de los temporales de principios de siglo XX. En este sentido indicaba que todos los campos se veían “sembrados de grandes

charcos de agua cuando no lagunas”. Por ejemplo, “las aguas del río Aconcagua

cubrían todo el valle entre “Ocoa y las Vegas”, y “en algunos islotes que dejaban las aguas había gran número de animales vacunos, caballares y ovejunos que se habían allí guarecido por unas cuantas horas porque irremediablemente va a perecer arrastrado por el Aconcagua o de hambre porque no les queda en el islote una mala yerba”(14).


Junio de 1982. Uno de los más desastrosos fue el de 1982, cuando un temporal de tres días azotó a cinco regiones del país e hizo que el Mapocho inundara con miles de toneladas de barro a la capital, producto de los aludes cordilleranos como los que San José de Maipo vivió este fin de semana.(15).


Invierno de 1987. Cuando el agua destruyó, entre otras cosas, el club de tenis Lo Cañas, luego de eso, la ciudad invirtió en mejoras fluviales, como la instalación de gaviones de piedra en los bordes.(15).


3 de mayo 1993. A las 10:30 de la mañana, fuertes precipitaciones activaron las cuencas en la precordillera en la ciudad de Santiago, provocando que grandes cantidades de barro descendieran a la ciudad e inundando poblaciones y avenidas con un gran impacto en las zonas urbanas. Las calles de la zona sur de la ciudad se volvieron intransitables, se produjo un corte de la ruta 5 sur a la altura del kilómetro 67, el nivel del Río Mapocho aumentó casi veinte veces su caudal y una avalancha de piedras interrumpió la ruta internacional a Mendoza.


Si bien este aluvión se generó a partir de fuertes precipitaciones, también jugó un rol preponderante en este desastre, el que la isoterma 0°C subiera de altura, permitiendo el deshielo de las cotas más altas en la cordillera, aumentando el caudal de las quebradas, facilitando el desplazamiento de sedimentos y material rocoso. De hecho, se estima que una primera ola de sedimentos de casi 300 metros de ancho, se desplazó a una velocidad de 15 kilómetros por hora y siguió el cauce de la quebrada de Macul, provocando desbordes de los canales San Carlos, Las Perdices y el Zanjón de la Aguada. Miles de personas perdieron sus hogares, hubo desaparecidos y muerte de familiares.


En efecto, el aluvión de la Quebrada de Macul, ubicado entre las comunas de Peñalolén y la Florida en Santiago, fue declarado por ONEMI como uno de las peores catástrofes desde la década de 1950. Las cifras son elocuentes: 32.654 mil damnificados, 307 viviendas destruidas, 5.600 viviendas dañadas, 8 desaparecidos, 85 heridos, y la pérdida de 26 vidas humanas. Para mitigar el desastre tuvieron que colaborar personal de Carabineros, la Fuerza Aérea de Chile y Bomberos. (16).


Recopilación Histórica, Juan Carlos Arellano Yévenes, para GMC Ambiental, 24 de Junio 2023.


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Bibliografía:


(1) URRUTIA, R. y LANZA, C., Catástrofes en Chile 1541-1992. Santiago de Chile, Editorial La Noria, 1992, pág. 32.


(2) Vid. Actas del Cabildo de Santiago de Chile, 30 de octubre de 1609. CHCHDRHN, tomo XXIV, pág. 150. URRUTIA, R. y LANZA, C., op. cit., pág. 32-33.


(3) VICUÑA MACKENNA, B., op. cit., pág. 26.


(4) URRUTIA, R. y LANZA, C., op. cit., pág. 34.


(5) VICUÑA MACKENNA, B., op. cit., pág. 32.


(6) URRUTIA, R. y LANZA, C., op. cit., pág. 42.


(7) VICUÑA MACKENNA, B., op. cit., pág. 34.


(8) Actas del Cabildo de Santiago, vol. LI, 27, Santiago, 21 de mayo de 1723.


(9) Actas del Cabildo de Santiago, LV, 41, Santiago, 8 de noviembre de 1748.


(10) Actas del Cabildo de Santiago, LVI, 136, Santiago, 7 de noviembre de 1764.


(11) Archivo Nacional Histórico, Chile, Capitanía General, 190, 456-457 v, Santiago, 11 de diciembre de 1784. ANH, Capitanía General, 952, pza. 1, 1-22v, Santiago, 30 de junio de 1783. Urrutia y lanza, 1993, 69-70.


(12) Revista Chilena de Historia Natural, 1994, 67, p. 463-485.


(13) Gonzalo Izquierdo, “Octubre de 1905: un episodio en la historia social chilena”, Historia 13 (Santiago 1976): 55-96; Benjamin S.


(14) El Chileno, Jueves 26 de julio de 1900.


(15) Plataforma Urbana, 2018, Veinticinco desbordes en cinco siglos: la historia de anegamientos del Mapocho.


(16) CodeXVerde, 2020.


ANUC, T. M.-F., & L. de la Cuadra, P. (1864). Hidrografía. Desecación de las vegas en Chile. Anales De La Universidad De Chile.

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